El periodista, escritor y productor musical y audiovisual estonio Jüri
Lina (1949), quien vive en Suecia tras ser forzado a emigrar de su país
natal por el KGB en 1979, autor de unas dos decenas de libros, publicó
en 2004 Arquitectos del Engaño (Maailmaehitajate pettus, Architects of
Deception), un estudio de la oculta masonería y su perniciosa influencia
sobre las sociedades, en cuanto para él los acontecimientos históricos
importantes no han ocurrido por casualidad sino que han sido organizados
por sociedades secretas, y por ello los libros de Historia están llenos
de falsificaciones.
"Hemos sido dañados mental, física y genéticamente.
Hemos comenzado a preferir la oscuridad a la luz. La mayoría de
nosotros ha elegido creer en los ilusorios mitos de los masones y ha
apoyado la lucha contra aquellos que han intentado revelar los
verdaderos hechos", dice el autor en las Explicaciones Introductorias.
Este libro, cuya versión en castellano recorre la red y cuya lectura
completa es aconsejable para darse cuenta de la magnitud del daño,
contiene como capítulo final, "Conclusiones Esenciales" , las que obviamente se entienden un poco
mejor tras recorrer el libro todo.
Cuando se publicó el libro "Bajo el signo del Escorpión", no esperaba
que fuera un gran éxito, porque sabía que la mayoría de la gente, debido
a la enorme influencia de los masones en las escuelas, los medios de
comunicación y otras instituciones clave, había perdido la capacidad de
pensar independientemente. Se hizo evidente, sin embargo, que hubo
algunos que habían logrado mantenerse alejados de la influencia de todas
estas mentiras y había comprendido que algo andaba mal en la sociedad
contemporánea. Estas personas encontraron respuestas a sus preguntas en
"Bajo el signo del Escorpión". Ya habían supuesto que había un poder
maligno detrás del proceso de destrucción, que nos afecta a todos, pero
necesitaban más datos.
Durante muchos años, he reunido grandes cantidades de datos importantes,
documentos y material de fuentes raras, que nunca han sido publicados
(porque son censurados oficialmente) en los típicos libros de historia.
Con la ayuda de estos hechos, surge una imagen totalmente diferente de
los acontecimientos mundiales más importantes. Sin detalles sobre la
verdadera historia de la masonería, es muy difícil orientarse en el
mundo de hoy. Por este motivo, he decidido recopilar toda la información
"olvidada" y ocultada y así volver a recrear la verdadera historia que
nos han robado nuestros líderes masónicos.
Nuestra civilización ha fracasado en muchas áreas cruciales. Estos
fracasos se han visto agravados por el hecho de que quienes han
comprendido la razón de nuestras preocupaciones se han negado a hablar.
Otros no han sido capaces de darse cuenta de lo que es obvio - que han
actuado fuerzas económicas ocultas detrás de las escenas decoradas con
esmero y, casi sin oposición, manipulándonos hacia nuestra actual
situación desesperada. Se nos ha asustado y debilitado, y por eso los
enemigos de la humanidad han logrado su traicionera conspiración.
Las fuerzas ocultas son incapaces de actuar libremente sin primero
eliminar hechos importantes de nuestra historia. Refiriéndonos a esta
información oculta, ha sido posible identificar claramente a las fuerzas
masónicas, que han hecho todo lo posible por transformar nuestro mundo
en el infierno en la tierra. Se nos ha dañado mental, física y
genéticamente. Hemos comenzado a preferir la oscuridad a la luz. La
mayoría de nosotros ha elegido creer en los mitos ilusorios de los
masones y ayudar en la lucha contra aquellos que han tratado de revelar
la verdad de los hechos. Demasiados han decidido defender estas fuerzas
oscuras. Las fuerzas del mal están cerca de la victoria. También
aquellos que defienden a estas fuerzas deberán compartir la
responsabilidad por sus crímenes contra la humanidad. Muchos de nosotros
hemos sido víctimas de los masones y de nuestra codicia personal.
Este libro intenta dar una visión de conjunto de las circunstancias que
han llevado a dolorosos reveses, que nos han afectado especialmente
durante los últimos 300 años.
Para orientarnos, necesitamos finalmente atrevernos a nombrar esos
acontecimientos y esas personas por sus nombres reales, a pesar de que
los responsables se han vuelto más fuertes que nunca y oficialmente
niegan su participación en todos estos imperdonables y graves crímenes
contra la humanidad. Fuentes internas de los masones, sin embargo, no
niegan los crímenes.
Presentaré estos hechos ocultos para que sea posible sacar algunas
conclusiones sorprendentes y revelar a cada buscador de la verdad
quienes son realmente nuestros verdugos.
No ser conscientes de estos hechos es en sí mismo un mal, porque la
ignorancia sirve al mal. Es por este motivo que nuestros líderes nos
quieren hacer creer que la falta de conocimiento histórico y la
ignorancia acerca de los secretos de la naturaleza constituyen el
verdadero conocimiento.
Quien no examine los diferentes aspectos de la conspiración seguirá
siendo incapaz de comprender el mundo. Para él cada cosa parecerá oscura
y misteriosa. Incluso los antiguos romanos, decían : "Magna est veritas
et praevalebit." (La verdad es grande y triunfará.)
Los Masones siempre han estado enamorados de las grandes estructuras
sociales y de los súper estados. Han fomentado las agitaciones sociales
violentas, que en realidad eran provocadas por sus grandes logias bajo
la dirección de los grandes maestros masónicos, "grandes revoluciones
populares". El psicólogo suizo Carl G. Jung declaró: "En las
organizaciones mas grandes, lo más inevitable es su inmoralidad y su
ciega estupidez." (Carl G. Jung, "Die Beziehungen zwischen dem Ich und
dem Unbewussten", Darmstadt, 1.928) También tenemos pistas sobre lo que
ocurrirá dentro de la Unión Europea - la última creación de los masones.
Jung afirmó en el mismo libro:
"Cuanto mayor es una sociedad o una
confederación, mayor es la amalgama de factores colectivos - típicos de
toda gran organización - que reposarán sobre prejuicios conservadores en
detrimento del individuo, más se agravará la degeneración moral y
espiritual del individuo."
Aparentemente hemos sido forzados hacia diferentes ideologías. De hecho,
siempre hemos estado lidiando con diferentes aspectos de la misma
ideología - iluminista, propagada por la francmasonería internacional.
Sólo las personas inseguras, las ideologías débiles y las religiones
tienen necesidad de recurrir a la violencia para afirmarse - el
judaísmo, el islam, el comunismo, el nacionalsocialismo y otros.
El hilozoísmo, que sigue las enseñanzas de Pitágoras, nunca ha recurrido
a la violencia, ni el budismo. Este hecho por sí solo muestra el valor
de sus enseñanzas filosóficas, que puede ayudar a las almas que buscan
la verdad. Por este motivo, los masones desprecian las enseñanzas que
representan bondad y desarrollo espiritual.
Los socialistas (los sirvientes más eficaces de los masones ) son
particularmente propensos a utilizar la violencia en sus intentos de
asesinar el alma. Consideran que es más efectivo y beneficioso asesinar
el alma que el cuerpo. Los comunistas no llegaron a ninguna parte
destruyendo los cuerpos de las personas. Bajo el símbolo de los
iluminados y la francmasonería - la rosa roja - los socialistas van
detrás de nuestras almas. El escritor francés Romain Rolland declaró: "Los asesinos del alma son los peores".
Los socialistas son muy conscientes de que su falsificación de la
historia conduce a una sociedad sin historia. El socialista judío/ruso
Alexander Herzen manifestó en 1.850: "No hay nada más repugnante que
una falsificación de la historia por orden de los que están en el
poder." Marx puso el dedo en el método más importante de los iluminados:
"Si puedes aislar a la gente de su historia, podrán ser fácilmente
persuadidos." Si bien podemos comprobar que nuestros dirigentes ocultan
hechos con la ayuda de "historiadores" corruptos, debemos darnos cuenta
que esta falsificación de la historia es parte de la conspiración, ya
que quien controla nuestra historia también controla nuestro futuro,
según el autor británico George Orwell. Y aquellos que controlan nuestro
presente también controlan nuestro pasado.
Todos estos "ismos" son sólo herramientas útiles para las fuerzas
oscuras masónicas que a menudo utilizan diversas ideologías sombrías
para llenar los vacíos en su intento de construcción "de un mundo mejor
para todos nosotros". Es por eso que los masones quieren destruir todo
lo relacionado con lo "viejo", es decir las tradiciones y el sentido
común.
He visitado muchas logias poderosas por todo el mundo para conocer el
material propio de los masones y sus obras. Las fuentes originales son
las más fiables.
Opino que los masones, con su antinatural organización, están al borde
de una gran catástrofe. Este libro muestra cómo y sobre todo por qué.
(Si te ha parecido interesante lo que
acabas de leer, dando clic en la publicidad nos ayudas a seguir
trabajando y sólo te llevará unos segundos. Mil gracias!)
Visítanos, también estamos en facebook en el grupo:
Un documental muy interesante a la vez que objetivo sobre la propia palabra "droga" y lo satanizada que está en la cultura europea. Al post original añadiremos las fotografías de los ponentes a la vez que su información. Nos ha faltado la información de Carlos Enrique Grefa Andi (Yachak taita, Ecuador) y de José Martínez (artista). Al final del post os dejamos el Video-Documental"Cielo e Infierno. El concepto de droga y las substancias psicoactivas".
Intervención de Antonio Escohotado en el documental “Cielo e infierno.
El concepto de droga y las sustancias psicoactivas”, de Libre
Producciones S.L., con la participación, también, de Julio Benítez,
Marcelino Chumpí, Josep María Fericglá, Manuel García, Carlos Grefa,
Dionisio Llamazares, José Martínez, Eustaquio Sánchez Salor y Juan
Carlos Usó.
Eustaquio Sánchez Salor escatedrático en la Facultad de Filosofía y Letras, fue pionero del
Colegio Universitario de Cáceres y de la Facultad de Filosofía. Lleva 25
años de catedrático y, a excepción de tres años de trabajo en Granada,
toda su carrera ha sido en la Uex.
Eustaquio Sánchez Salor (filólogo): Los límites entre
la medicina y la farmacia, la farmacopea y la droga son unos límites muy
difusos, tanto desde el punto de vista histórico como desde el punto de
vista, incluso, léxico. Desde el punto de vista léxico el término
latino que designaba la droga era fármaco. Fármaco es una palabra griega
que significa remedio, es decir, es algo que ayuda a la salud.
De
manera que yo, desde el punto de vista médico, evidentemente, no lo sé,
no sé donde están los límites porque no soy especialista. Pero desde el
punto de vista léxico sí que los límites están muchas veces difusos,
porque una misma palabra muchas veces puede haberse inclinado hacia el
significado de medicina, y el otro momento se inclina hacia el
significado droga, el significado negativo de droga ¿no? Los límites no
están claros.
Cuando hablamos de las cosas, de un jardín, de una mesa,
de un libro podemos, simplemente, señalarlos, significarlos, o podemos
calificarlos, al mismo tiempo que los estamos designando. Los lingüistas
a una cosa la llaman denotación y a otra cosa la llaman connotación.
Cuando nos referimos a algo, a una cosa, a una persona, un animal
simplemente para denotarlo, o sea, simplemente para apuntar al hablante,
para decirle “mira, con esta palabra me estoy refiriendo a esa persona,
a ese animal, a esa cosa”, bueno, esa es la denotación, simplemente.
Pero cuando nos dirigimos al hablante y, aparte de señalarle esa
persona, ese animal o esa cosa, estamos calificándole de alguna forma,
ya para bien, ya para mal, estamos entonces connotando. Es decir, aparte
de notar, aparte de señalar, aparte de apuntar a esa cosa, estamos
calificándole de alguna forma, eso es lo que normalmente se llama
connotación.
Narrador: Objetivo o subjetivo.
José Martínez (no obtuvimos información)
José Martínez (artista): La droga es…, es algo, es
un producto que ha formado parte de las culturas de los pueblos desde
que el hombre es hombre. Para qué ha sido utilizada es lo que ha
cambiado. Pero la droga y el hombre tienen una relación ancestral que se
pierde en los abismos del tiempo. Lo que entiende la gente por droga
pues, realmente, en estos últimos tiempos, digamos, desde los sesenta
hacia los ochenta o noventa, se ha relacionado más, o se ha dado la
dirección hacia la heroína ¿no? ¿Por qué? Porque es lo que más presente
estaba en la calle; el típico yonqui, que vestía mal, que estaba sucio,
que no comía, que cada día, por días, se veía que iba a menos, que su
salud volaba, por días, ¿no?, y que la gente no entendía cómo una
persona podía estar tan ligada a una sustancia como para no poder decir
no. Entonces, claro, es por esto que se ha emparentado, en esa década de
los sesenta a los noventa o principios de los noventa, a la heroína.
Narrador: A principios de este u otro similar concepto
sigue determinando la visión del mundo occidental. Emociones y
opiniones. Calificación negativa. Detrás del no decir no, detrás del
decir sí se sospecha siempre la presencia de un fantasma forjado,
noticia a noticia, por los medios de comunicación de masas. Adicción,
dependencia, nuestra propia connotación, nuestro característico
prejuicio.
Sustancias psicoactivas… si algo nos define como seres
humanos es que nuestra psique, mente, alma, inteligencia, espíritu…,
funcione. Y su actividad somos nosotros mismos, pensando y sintiendo en
el seno de la realidad, con la conciencia de escuchar nuestros latidos.
Antonio Escohotado Espinosa (Madrid, 5 de julio de 1941) es un pensador, ensayista y profesor universitario español cuyas obras, si bien centradas principalmente en el derecho, la filosofía y la sociología, han abordado una gran variedad de campos. Obtuvo notoriedad pública por sus investigaciones acerca de las drogas, y son conocidas sus posiciones antiprohibicionistas. El leitmotiv de su obra es una afirmación de la libertad como antídoto frente al miedo o las coacciones que empujan al ser humano hacia toda clase de servidumbres.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo):
Conocimiento hacia afuera, conocimiento hacia adentro, mundo interior,
mundo exterior…, es que ahí está, son categorías que resbalan
continuamente. O sea, cuando nos fijamos en nuestro interior vemos que
esta troquelado por el exterior y cuando nos fijamos en nuestro exterior
vemos que está troquelado por nuestro interior. Son categorías muy
móviles…
Mi maestro es Hegel, no tengo más remedio que recordar eso
continuamente, que lo uno se va convirtiendo en lo otro. Lo que hay
ahora en relación con las drogas es una cuestión de que es que… ¿De qué
van las drogas? Bueno, las drogas deberían ir de conocimiento, amor
propio y placer, que son tres cosas dignas en cualquier situación y
circunstancia. Debido a la prohibición y debido, también, a la
fragilidad de la naturaleza individual, no solemos tener eso, sino que
más bien se intenta, pues hacer parches; buscar, por ejemplo, pues
placeres tan absolutamente ridículos como depender de la heroína o
depender de la cocaína, donde la sustancia, tomada de una forma
inmoderada nos hace que no la sintamos, hacernos insensible, hacernos
tolerantes a sus efectos…
Narrador: Psicoactivas… La misma expresión es engañosa.
En un sentido amplio la realidad es algo profundamente psicoactivo, si
por tal entendemos todo aquello que induce la actividad del alma, mente,
cerebro, pensamiento…, en resumidas cuentas, de la conciencia, pues de
eso se trata, de qué percibimos, fuera y dentro, en cada momento.
Julio Benítez Rodríguez:
Licenciado en Medicina y Cirugía.
Doctor en Médico especialista en Farmacología.
Licenciado en Medicina y Cirugía.
Doctor en Médico especialista en Farmacología.
Médico especialista en Farmacología Clínica.
Catedrático de Farmacología. Universidad de Extremadura. Facultad de Medicina de Badajoz.
Estancia postdoctoral en el Departamento de Farmacología Clínica
(Prof. Folke Sjöqvist) del Instituto Karolinska (Hospital Universitario
Huddinge) de Estocolmo (Suecia)
Es autor de más de 100 trabajos de investigación publicados en
revistas de ámbito internacional (citados más de 2000 veces y con un
factor h=36) y más de 200 comunicaciones a congresos, la mayor parte de
ámbito internacional.
Ha dirigido 21 tesis doctorales. Ha sido investigador principal de
diversos proyectos internacionales, europeos, nacionales y regionales y
representante español en el “Management Committee” de varios grupos de
trabajo de ámbito europeo.
Miembro del Comité Editorial de las revistas “Birtish Medical
Journal: Case reports”, “Clinical Pharmacology & Therapeutics”,
“Therapeutic Drug Monitoring”, “European Journal of Clinical
Pharmacology” y “Frontiers in Pharmacogenetics”.
Miembro del "Educational Subcommittee" de la "European Association of Clinical Pharmacology".
Miembro de las siguientes sociedades científicas: "American Society
of Clinical Pharmacology and Therapeutics", "International Association
for Therapeutic Drug Monitoring and Clinical Toxicology", Sociedad
Española de Farmacología Clínica, Sociedad Española de Farmacología,
Sociedad Española de Educación Médica.
Evaluador externo de proyectos de investigación para la Agencia
Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP) y Fondo de Investigaciones
Sanitarias (FIS) así como para agencias similares de otros países de la
Unión Europea y de comunidades autónomas españolas.
Julio Benítez (farmacólogo): Es decir, tenemos unas
sustancias químicas en nuestro organismo, que son los neurotransmisores ,
unos circuitos neuronales y unos factores ambientales, desde la luz
solar, como decía antes, hasta nuestro entorno familiar y social, que
determinan el que estemos en una determinada situación, de infelicidad,
de felicidad, de bueno, de mal humor, etcétera… Y, como todos sabemos
muy bien, pues eso es muy cambiante, en unas personas más que en otras.
Narrador: Naturalmente, pera mantenernos vivos y en
buen estados necesitamos, en primer lugar, alimentarnos, pero no todo lo
que ingerimos produce el mismo efecto en nuestro organismo. Utilizando
una distinción antigua, la de la medicina materialista hipocrática,
podemos diferenciar el alimento de aquellas otras sustancias que, cuando
las ingerimos, absorbemos o inhalamos, producen un tipo de actividad
diferente a la normal, al menos en el interior de nuestras cabezas. A
estas últimas se las llama, legales o ilegales, sustancias psicoactivas.
Muchas de ellas, como el propio alcohol, fueron, en algún momento de la
historia, fármacos o lo son todavía. Un puñado de estas sustancias
psicoactivas son muy peligrosas. Unen a sus otras virtudes la capacidad
de dañarnos, de ser, en función de su dosis, venenos. Por ejemplo, el
etanol puro, un tipo de molécula con el que somos capaces de desnudar
tanto nuestra alegría como nuestra tristeza, de llorar como de agredir,
¿cómo sucede?
Julio Benítez (farmacólogo): Bueno, es que nuestro
comportamiento, al margen de las creencias personales de cada cual…, el
hecho es que nuestro comportamiento se basa en reacciones químicas y
trasmisiones de impulsos nerviosos, de manera que, por ejemplo, si uno
se toma alcohol, el alcohol lo que va a hacer es, primero, valga la
redundancia, inhibir la inhibición, es decir, si tenemos circuitos
neuronales en nuestro cerebro que, de algún modo, para entendernos,
inhiben nuestro comportamiento, es decir, tendería a producir un
comportamiento de baja expresión al exterior ¿no?, y el alcohol lo
primero que hace es inhibir esto, es decir, inhibe la inhibición. ¿Qué
es lo que resulta entonces? Una excitación.
Por eso la persona, cuando
empieza a beber, normalmente, lo que tiene es un episodio de euforia,
hiperactividad, verborrea, es decir, hablan mucho, etcétera, etcétera…,
lo que todos sabemos que es una persona alegre ¿no? Si sigue bebiendo
esa persona, al final, lo que puede es, incluso, llegar al coma, es
decir, primero se quedará dormitando, perderá los reflejos…, por eso es
tan peligros conducir bajo los efectos del alcohol, y al final puede
acabar en el coma e incluso la muerte, ¿no? ¿Por qué? Porque después de
inhibir a las células inhibitorias, para entendernos, el alcohol inhibe a
todas, inclusive las que nos permiten movernos, respirar, pensar,
etcétera. Y lógicamente si esa es una inhibición excesiva pude provocar
la muerte.
Narrador: Tomar más o menos líquido. Lo que se cuenta
es la cantidad de principio activo que entra en nosotros, etanol en este
caso, principio específico presente, en mayor o menor cantidad, en
cuanto genéricamente llamamos alcohol. Y he aquí el primer problema del
tema drogas: la variedad de principios químicos psicoactivos. No todos,
ni entre los legales ni entre los ilegales, son tan tóxicos como el
etanol o poseen su capacidad adictiva. El THC, por ejemplo, se ha
identificado hace unos años como el principio psicoactivo presente en
una planta que, pese a su ilegalización reciente en las últimas décadas,
sigue formando, en algún modo, parte de la farmacopea occidental. Sólo en
el año 2000, por ejemplo, el Estado ingresó unos dos mil millones de
pesetas en concepto de multas por fumar hachís o marihuana en lugares
públicos.
Manuel García (divulgador)
Manuel García (divulgador): Bueno, el Cannabis hay una serie de grandes mentiras o de grandes mitos
que se han vendido o que nos han vendido a lo largo de este tiempo,
sobre todo durante los últimos setenta años y que los estudios más
rigurosos pues han ido desmintiendo. A pesar de eso se siguen
utilizando. Por ejemplo, se dice que el Cannabis es dañino para la
salud… El cannabis no sólo no es dañino para la salud o, al menos no es
más dañino que millones de plantas que tenemos nosotros alrededor y que
son medicinales, sino que es terapéutico…, es terapéutico, como hemos
dicho, y se puede utilizar para muchísimas dolencias, como vienen
haciendo algunas culturas desde hace muchos siglos.
Después se nos dice
también que el Cannabis crea dependencia, cosa que cualquier estudio
medianamente serio demuestra que es falso. El Cannabis no crea ninguna
dependencia física y, si crea alguna dependencia psíquica es mínima y
tendríamos que preguntarnos donde está el límite entre un hábito y una
dependencia psíquica. ¿Por qué llamamos hábito a las dependencias psíquicas que nos parecen aceptables y por qué llamamos dependencias a
los hábitos que no nos parecen aceptables o que no nos parecen gratos en
la sociedad en la que vivimos? Bueno, después, también se dicen una
serie de cosas… que el Cannabis atrofia el sistema inmunológico. El
Cannabis no atrofia el sistema inmunológico. El Cannabis no acorta las
ondas cerebrales, como se decía en los años treinta. El Cannabis alarga
las ondas cerebrales…
Narrador: Resultaría imposible apuntar cómo
funcionan, en esa combinación de materia y energía que es nuestro
cuerpo, aún las diferentes sustancias psicoactivas venenosas o no, más
estudiadas y utilizadas, tradicional o actualmente, en nuestra cultura.
Para el interesado en esa investigación científica existen en el mercado
suficientes libros de consulta. Para nosotros, un tercer caso de amplia
difusión y notable capacidad adictiva son las llamadas, genéricamente,
benzodiacepinas.
Julio Benítez (farmacólogo): Sí, lógicamente, todo
lo que altera el comportamiento lo hace alterando los circuitos
neuronales ¿no? En algunos casos conocemos bastante, en otros casos
menos. Entonces, todas las drogas psicoactivas lo que hace es alterar
esos circuitos de un modo u otro… Pues, por ejemplo, las
benzodiacepinas, el Diazepám, el Valium comercial, que tanta gente toma y
que también algunos derivados han sido objeto de abuso y venta
callejera pues, curiosamente, tienen un mecanismo de actuación similar
al del etanol; no idéntico, pero sí similar. De hecho actúan sobre el
mismo neurotransmisor, sobre el GABA; lo que ocurre es que actúan de un
modo, en cierto modo, distinto, es decir, un fármaco de estas
benzodicepinas no suele matar, salvo que se tome con alcohol.
Narrador: ¿Qué tienen en común benzodiacepinas y
alcohol, entre sus múltiples diferencias? Formar parte de un mismo grupo
de sustancias psicoactivas. Familias que podemos diferenciar, como lo
ha hecho uno de sus principales estudiosos contemporáneos, no a nivel
molecular o químico, sino por sus efectos en nosotros, seres humanos.
Por ejemplo, los estimulantes operan como un combustible de muy alto
octanaje o como una tensión eléctrica aumentada, gracias a los cuales
una máquina trabaja con estímulo sobrado y, por ello, propende a
desgastarse. En vez de bloquear las señales de dolor y sufrimiento, como
lo hacen drogas de efecto opuesto y provocar sedación, ensoñación o
sueño, las estimulantes fomentan el entusiasmo y despejan la
somnolencia. Tradicionalmente han sido usadas para combatir la fatiga,
el desánimo y el hambre. Frente al estado de hibernación provocado por
algunas drogas de paz, las de energía provocan una activación no
selectiva, más cerebral que emocional.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo):
Viendo las dificultades que provienen de tantas diferentes sustancias
con capacidad de influir en nuestro estado de ánimo o nuestra
percepción, se me ocurrió hace tiempo intentar una clasificación
funcional donde hablásemos de drogas que dan o prometen paz, drogas que
dan o prometen energía y drogas que dan o prometen excursiones psíquicas.
Bien. La gracia del tema está en que las drogas que, por ejemplo, dan o
prometen paz pertenecen a campos químicos absolutamente dispares. Por
ejemplo, el alcohol y la adormidera, los barbitúricos y las
benzodiacepinas.
Bueno… ¿Qué le vamos a hacer? En definitiva lo que hace
que tomemos benzodiacepinas, alcohol o adormidera, ahora o en el
pasado, son nuestros requerimientos de calmar la ansiedad, de
serenarnos, de evitar o paliar el dolor. Lo mismo sucede con las demás, o
sea, las drogas de estimulación, pues son muy diferentes. Desde el
café, la cocaína, anfetamina. En realidad incluso las drogas de paz y
las drogas de viaje psíquico pueden, si se mezclan y se aumentan las
dosis, producir efectos paradójicos que se van al otro campo, por
ejemplo, mucha anfetamina puede producir un ataque de sueño inicial,
aunque luego vamos a estar sin dormir setenta horas.
Las últimas, las
drogas de viaje, la más famosa, la más importante, la más difundida,
para nosotros y para el mundo, hoy, es el cáñamo, en forma de marihuana o
en forma de hachís…, estas son, a diferencia de las otras, de toxicidad
muy baja o nula. Nadie se ha conseguido matar hasta ahora con mescalina
o con peyote o con LSD o con honguitos psilocibios… No diría lo mismo
de algunas últimas, como esto que se llama vitamina K o Ketamina, que sí
que tiene una toxicidad nada despreciable.
Narrador: Innumerables. De todas ellas cabe el no
uso, el uso sensato y el uso insensato. Al margen de que para qué se
utilicen o se hayan utilizado y al margen de su distinta procedencia y
calificación legal, algunas de estas sustancias comparten una
apasionante característica: nosotros también las producimos, es decir,
nuestro cuerpo las sintetiza a partir de los alimentos de modo similar
al que lo hace otro ser vivo, la planta o el hongo que nuestros
antepasados en occidente, o en algún otro lugar del planeta, aprendieron
a utilizar como fármaco o droga.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo): Y
eso es. O sea, en principio mi clasificación no es más que atender a
aquello que le pedimos a las drogas, más que a aquello que es la
molécula de cada droga. Porque es que, desde lo que es la molécula del
alcohol, que, en principio, no nos sirve para nada, a lo que son otras
moléculas, que las promueve o las realiza nuestro cuerpo, las produce
nuestro cuerpo, como las benzodiacepinas, las endorfinas, incluso la
DMT, que es la otra gran droga visionaria de América del Sur, también la
produce nuestro organismo y probablemente es la responsable de que
tengamos sueños, aparte de dormir.
El alcohol no parece que lo produzca
nuestro organismo e incluso se diría que el efecto que tiene sobre el
sistema nervioso es porque disuelve células nerviosas, porque se las
lleva…, al ser grasas, se las lleva, igual que nos permite en una
tintorería limpiar un traje o una camisa.
Narrador: ¿Cabe alguna conclusión? En muchísimos
casos los estados modificados de conciencia, provocados por las
sustancias psicoactivas al absorberlas, ingerirlas o inhalarlas, son
indistinguibles de los alcanzados sin ellas a lo largo de la vida.
Dormir, soñar, sentir, imaginar, pensar o percibir el mundo de un modo
nuevo, sentirnos diferentes nosotros mismos, bueno o malo, todo lo que
el mundo occidental nació llamando psique, del griego “alma”, y
definiendo “zoón politikón”, social por naturaleza.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo):
Porque una cosa es hablar y otra el obrar. En la práctica, la superación
del dualismo, a mi juicio, es obrar, con la mayor rectitud que nos
permita nuestra limitadísima capacidad individual. Somos poco como
individuos aislados. En realidad, si no tuviéramos el concurso
inconsciente de miles de personas, estaríamos muertos cada cinco
minutos. La cooperación es el hecho básico de la humanidad. Somos
animales sociales en el sentido aristotélico, pero hasta unos grados que
no podemos ni imaginar.
Narrador: culturas humanas diferentes, actuales y del
pasado, entre otros denominadores comunes, seguramente la mayor
importancia, el conocimiento y uso de diversas sustancias psicoactivas.
Josep María Fericgláes Licenciado en Historia y Geografía General por la Universidad de Barcelona. Año de licenciatura: 1983. Doctorado en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Barcelona, sección Antropología Cultural. Año doctorado: 1987. Profesor de Antropología cultural, Universitat de Barcelona. Profesor titular de Etnomusicología y de Mitología y pensamiento religioso, Universidad de Salamanca entre tantos.
Josep María Fericglá(antropológo): Mira, lo que más
diferencia el consumo de psicótropos en occidente del consumo de
psicótropos en otras sociedades, hablando en términos genéricos, pero
que habría que puntualizar mucho, porque no en las otras se consumen
exactamente igual, ni mucho menos…
Pero para mí el factor principal es
que, en nuestras sociedades, no todos, tampoco, estoy haciendo una
generalización, y hay minorías que saben muy bien lo que están haciendo,
para qué usan psicótropos, hablando a grandes rasgos el problema es que
es un consumo compulsivo, es decir, completamente compulsivo. Y esto es
lo que los diferencia de otras sociedades… Pero también esto es lo que
define a nuestra sociedad, es decir, vivimos en una sociedad compulsiva.
Todo se hace de forma compulsiva: el sexo, la diversión, el trabajo, el
fin de semana, por supuesto también el uso de psicótropos.
Todo es
compulsivo. De ahí que el uso de psicótropos en las sociedades urbanas,
como sólo se busca esto, pues el impacto momentáneo de la estimulación o
el impacto momentáneo de, no sé, de visiones cromáticas, por ejemplo…
con lo cual la sustancia, lejos de entenderse como un ingrediente dentro
del proceso, pero que el ingrediente principal soy yo, no la sustancia,
pues se ha convertido…, se ha cosificado hasta el punto de ser la cosa
que produce felicidad o ser la cosa que produce una sensación de
plenitud o de éxtasis…
Pero se ha olvidado algo que decía Huxley muy
importante, y es que las experiencias en sí mismo no son nada. Lo
importante para las personas es lo que cada uno hace con sus
experiencias. Esto es lo importante.
Narrador: No es difícil darse cuenta de que nuestro
concepto de droga resulta absurdo, al menos en otros momentos y
contextos. Por un poner un par de ejemplos, Cannabis, especie
tradicional de África, Eurasia y América, clasificada como visionaria de
potencia moderada.
Manuel García (divulgador): Bueno, están… las
distintas especies de Cannabis, Cannabis Indica, Cannabis Sativa y
Cannabis Ruderalis, las tres especies de cáñamo que existen, han tenido
diversos usos a lo largo de la historia. Básicamente han sido tres. El
uso como fibra, un uso bastante importante que ha tenido hasta hace bien
poco, que ha sido sustituido por otras fibras sintéticas, que ha tenido
una importancia bastante grande, la fibra del tallo de la planta. Sus
usos farmacológicos o terapéuticos, que eso pues las propiedades
medicinales del Cannabis ya las conocía los chinos hace bastantes años,
bastantes milenios y se están debatiendo aún hoy, como si no se tuviesen
claro. Y los usos psicoactivos, quitando los usos terapéuticos, que los
fines psicoactivos se han podido usar con fines religiosos y místicos o
con fines recreativos y lúdicos, o bien de auto conocimiento, a través
de los estados alterados de la conciencia.
Narrador: Baniopterosis, especie cocida con otras
trepadoras, como Psychotria viridis, de Sudamérica, considerado un
visionario o alucinógeno de mayor potencia; cocciones llamadas "natem"
en shuar, ayahuasca en las lenguas quechuas. Marcelino Chumpí
Marcelino Chumpí (Secretario Ejecutivo del Consejo de
Desarrollo de Nacionalidades y Pueblos del Ecuador ): El natem tiene
varios usos, primero como sentido muy curativo, preliminar, que puede
ser limpiar el estómago. Cuando tomas el natem, al siguiente día estás
muy bien, no tienes problemas de pesadez, no tienes problemas de
flojera, sino que puedes caminar, te pegas un baño y puedes estar muy
bien, sentirte muy feliz, alagado de las cosas que haces.
En el segundo
momento el natem te sirve para tener visiones del futuro, de lo que
vas a ser tú, de lo que va a ser tu familia… Podría alcanzar un estado
mental mucho más avanzado y podrías predecir las cosas y ahí te podrías
convertir en karime.
En un tercer momento el natem te sirve para
curar a los demás, es decir, te puedes convertir en un urchín o yachak, curandero, pero constituirse en esto, lo que hace es que el natem, como ser humano, como persona, pero a la vez como planta, con
grandes poderes, necesita de otros elementos, por ejemplo como el chunki. Chunqui es el ser superior que te permite a ti construirte
con el yachak o como el sabio o como el "ubishín", y sólo el espíritu
de estos, adentrado hacia ti, puede permitir curar a los enfermos, puede
permitir descubrir la enfermedad.
Narrador: ¿Cómo clasificar la vasta variedad de
conocimientos prácticos, que de ciertas plantas y hongos especiales ha
tenido o tiene el ser humano? Generalmente se distinguen, como lo ha
hecho Marcelino Chumpí, refiriéndose a la triple utilidad que en su
cultura se le da al natem. Tres posibilidades: usos lúdicos,
relacionados con el placer y con la salud cotidiana, usos de
auto conocimiento y desarrollo del individuo, relacionados también con la
salud y la vida social y, finalmente, usos terapéuticos y religiosos,
relacionados con la curación de la enfermedad. Todos caben en lo que el
mu pagano Nietzsche llamó el juego de la naturaleza con el ser humano.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo):
Pero droga y fármaco son la misma cosa. Fármakon, en griego, en
esdrújulo, acentuado en la a primera, es una cosa que lo mismo sirve
para matar que para curar y que, por eso mismo, es prodigiosa,
asombrosa. Ese es el concepto griego. Obsérvese que Farmakós, la misma
palabra, pero acentuada en la o, ómicron, final, significa chivo
expiatorio. Eso nos hace ver hasta qué punto magia, farmacia y religión
no son campos deslindados con nitidez, por lo menos hasta que aparece la
magna figura de Hipócrates inventando la medicina científica, allá por
el siglo V antes de Cristo, en Grecia.
Narrador: Y así, nuestra compulsiva noción se
relaciona a veces con la historia religiosa del cristianismo, que llegó a
condenar, cual fruto del diablo, tanto la farmacopea grecolatina como
el herbolario popular europeo o las religiones de otros pueblos. Pero
también puede combinarse con la acción combinada de la economía
capitalista y el Estado contemporáneo, que estructuran nuestro presente.
Tres factores que empezaron a cuajar a finales del siglo XIX, cuando
una nueva potencia comienza a maniobrar en el panorama internacional,
iniciando una serie de convenios internacionales regidos por el signo de
la prohibición. Desde entonces su influencia no ha dejado de hacerse
sentir.
Carlos Enrique Grefa Andi
Carlos Enrique Grefa Andi (Yachak taita, Ecuador): La
ayahuasca es un movimiento de la Amazonía, quechua, que es muy
controlado. Hace poco, será unos quince o dieciocho años, hubo problemas
bastantes con esta sustancia. Empezaron a destruir la ayahuasca.
Empezaron comprar dañando a la gente de la Amazonía quechua. Diciendo
“esta planta no vale, esta planta es droga”. Querían meter preso,
querían seguir juicio al Ecuador.
Josep Marí Fericglá (antropólogo): Cualquier persona
un poco inteligente se puede dar cuenta de que para nada son
reglamentaciones o modas o dictámenes que nos hacen creer en términos
absolutos, ya que sustancias que hace un tiempo eran legales ahora se
han ilegalizado.
Estoy hablando concretamente de la valeriana, que es
una planta, un rizoma que hasta no hace mucho aquí, en España, se podía
comprar en cualquier herboristería y como de pronto los laboratorios se
dieron cuenta de que una gran parte, o una pequeña parte del mercado, no
sé exactamente, de somníferos se les marchaba por la valeriana, pues
han presionado a los gobiernos y ahora la valeriana, en España, está
prohibida, por ejemplo. Está dentro de la lista de plantas psicoactivas
tóxicas, cuando toda la historia, probablemente desde la época
neolítica, las personas que les cuesta dormir, en occidente, por lo
menos en España, en Cataluña, en la cuenca mediterránea, pues tomaban
valeriana y dormían tranquilamente.
Es una situación que a muchos de mis
compatriotas les angustia, porque es legal, no es legal… Pero si uno se
distancia un poco, que es lo que permite la antropología, se da cuenta
de la absoluta ridiculez que han creado las legislaciones actuales
alrededor de esto ¿no? Ya digo, lo mismo que el opio… Yo tengo un buen
amigo médico que una vez, hablando de esto, me dijo: "mira, si me
redujeran la farmacopea a sólo dos medicamentos, me quedaría con la
marihuana y con el opio".
Son los dos medicamentos que tienen un abasto
más amplio de efectos, que tienen más seguridad en su uso, digamos
margen de cantidad de medicamento respecto a posible intoxicación.
Entonces no hay color respecto a ningún otro fármaco de los que venden
las farmacias en la amplitud, digamos, de efectos de estas dos plantas.
Juan
Carlos Usóes licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad
de Valencia, y doctor en Sociología por la UNED. Aparte de estos
magníficos títulos eméritos, que en cierta manera dan aval de rigor a
todos sus trabajos, Juan Carlos se ha dedicado en cuerpo y alma a
recopilar información sobre el fenómeno de las drogas en España, a
ordenarla y divulgarla a través de libros, artículos y actos de
presencia en diversas conferencias sobre el tema.
Usó, ha tratado el tema del arte psicodélico, la literatura visionaria y
ha escrito en varias revistas peninsulares, pero su principal carta de
presentación es un ameno y riguroso ensayo, con el que obtuvo el
doctorado, sobre la historia de las drogas en España. Como continuación
natural y complemento a este primer libro, ha escrito también un nuevo
ensayo, esta vez dedicado al fenómeno psicodélico, nuevamente
centrado en la Península Ibérica, en el que hace un inventario de los
avatares del movimiento psicodélico ibérico.
Juan Carlos Usó (historiador y sociólogo): Bueno, yo no
me atrevería a decir que el origen de la prohibición sea el dejar
acotado el mercado de la química y de la farmacéutica como hoy lo
conocemos. Lo que diría es que ese sector, el de la industria
químico-farmacéutica, con todos los elementos que puedan participar de
él, desde el productor a gran escala hasta el vendedor al detalle, se
benefician de esa situación de prohibición.
Julio Benítez (farmacólogo): Si desarrollar un nuevo
medicamento viene costando alrededor de unos veinte mil millones de
pesetas. Lógicamente esto ya sólo lo pueden soportar las grandes
empresas multinacionales ¿no?, y muy pocos gobiernos pueden atreverse a
nada que se parezca a eso, por lo cual, de algún modo, estamos delegando
absolutamente una función, que por otra parte hace eficazmente las
empresas, pero que sería deseable que los gobiernos tuvieran una actitud
más activa.
Manuel García (divulgador): Bueno, la prohibición…
Podemos considerar prohibición cuando un Estado hace las veces de Estado
paternalista y se inmiscuye en asuntos que deben ser de la incumbencia
tan personal como las sustancias con las que uno decide mezclarse o las
sustancias que uno decide meterse en el cuerpo. Entonces eso debe ser
cosa igual que la alimentación, igual que el sueño, igual que la
sexualidad, de la única incumbencia del individuo, siempre que estemos
hablando de personas adultas, mayores de edad y responsables.
Y cuando
hablamos de la prohibición estamos hablando también de la legalización. Y
cuando hablamos de la legalización y de sus beneficios, de los
beneficios que traería la legalización: sería un control de una
sustancia que están tomando muchísimos usuarios, sería barrer de un
plumazo todas las redes del narcotráfico, sería dejar de acercar a un
montón de gente, a millones de ciudadanos normales y corrientes, al
mundo del mercado negro…
Cuando hablamos de la legalización no es
necesario que hablemos de hipótesis, de estudios…, podemos hablar
perfectamente de hechos reales, porque existe el caso de Holanda. En
Holanda se legalizó la marihuana. La marihuana se dispensa en centros…,
son los "coffeeshop", que te venden distintos tipos de marihuana y de
sus derivados, el hachís. Y, como decía, una de las primeras…, de los
estudios objetivos…, de las primeras consecuencias de la legalización de
la marihuana fue que descendió su consumo. Aparte de su consumo, pues
evidentemente y aunque parezca una perogrullada, despareció todo el
tráfico ilegal de marihuana y sus derivados. En cuanto una sustancia
pasa a ser legal todo su comercio ilegal desaparece.
Narrador: ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? En el
caso de la prohibición de libre comercio y producción de fármacos o
drogas, un error habitual es justificarla atendiendo a hechos sociales
que no la precedieron en el tiempo. Por ejemplo, el número de
enfermedades y muerte causadas tras el consecuente surgimiento de un
mercado negro para sustancias como el alcohol, la morfina o la heroína,
por citar tres características, o su consumo autodestructivo, ligado a
la pobreza o la delincuencia… Pero más que entrar en una polémica que
exige, como cualquier debate serio, una previa y sesuda información,
vale la pena esbozar algunas curiosidades.
Dionisio Llamazares Fernándezes Licenciado en Derecho. Doctor en Derecho Canónico.Profesor en las Universidades de Oviedo, Zaragoza, Valladolid y Complutense de Madrid. Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid. Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Complutense de Madrid. Presidente de las Cortes de Castilla y León (1983-1987)
Dionisio Llamazares Fernández (jurista): Bueno, el artículo trescientos sesenta y ocho de nuestro
código penal, lo que califica como delictivo no es, por supuesto, la
sustancia, porque una sustancia no delinque por sí misma, ni siquiera el
consumo, por sí mismo. Lo que está ahí tipificado como conductas
delictivas son las conductas tendentes a el tráfico, al cultivo o
cualquier tipo de conductas, incluso la mera posesión, pero con ese
destino, con destino a facilitar el consumo por parte de otros.
Solamente en esos supuestos hay delito. No en ningún otro.
Narrador: Naturalmente facilitar el consumo ajeno de
sustancias psicoactivas es algo que se viene haciendo desde la noche de
los tiempos. Parece que el asunto funcionó, básicamente, con castas
chamánicas o sacerdotales en cargadas de ello. Grupos sociales que
tenían los conocimientos necesarios para desempeñar esa función, entre
otros, como grandes dosis de psicología y sociología aplicadas, los
saberes necesarios para administrar sin dañar a sus feligreses las
sustancias escogidas entre la inquietante variedad de la madre
naturaleza.
Carlos Enrique Grefa Andi (Yachak taita, Ecuador):
Entonces, la ayahuasca no hay como por…, no insultar la ayahuasca. La
ayahuasca, cuando se agarra, es fuerte, pero en su medida tenemos. No
hay que dar por dar a la gente, a la persona que quiere aprender o ver.
También son nerviosos o nerviosas. Pueden desmayar. Pueden gritar ¿por
qué?, porque ve cosas que nunca ha visto, ve cosas que nunca ha conocido
como cuerpo, como espíritu. Por eso yo muchas veces le he dicho que
espíritu es…, tenemos cada uno malo, el bueno. Y entonces sale la
ayahuasca, sale especie de diablos, buen diablo y mal diablo y no se
atina como zafarse líquido, la que está dentro, como botar…, claro que
hace vomitar, que manda al baño ¿no?
Pero ya una vez tomada, concentrada
dentro, no pasa. Tiene que pasar veinticuatro horas. Entonces,
especialmente, como yo soy yachak he hecho muchas dietas. Entonces uno
se toma…, entonces tenemos que estar concentrando, limpiando a los
enfermos o a lo más enfermos estamos viendo, para poder sacudir el
cuerpo. Sudamos un poco, porque da como escalofríos. Hace temblar. Haces
unos ruidos feos, unos cantos lindos, cantos feos. Todo lo hace así,
pero si igualito ve, es igualito como una película.
Cuando usted, su
espíritu es fuerte, tranquilo, tranquilo, pues está viendo lindo… Pero
cuando el espíritu está sufriendo, cuando el espíritu está enfermo no se
le ve. Entonces está interior… Por eso no le ve. Pero ese líquido, una
vez entrado, está curando el cuerpo, todo nuestro organismo que está
mal, aunque no le ve. Pero cómo deba hacer para ver.
Julio Benítez (farmacólogo): No sólo desde el punto de
vista psicoactivo, por poner otro ejemplo mucho más antiguo, ya en la
India se utilizaban las raíces de la Rauwolfia serpentina, que todavía
hasta hace diez años era un fármaco utilizado en la hipertensión ¿no? Es
decir, un extracto de una raíz de una planta que crecía en la India. La
digital, un fármaco utilizado para la insuficiencia cardíaca, pues de
primera elección hasta hace quince o veinte años y todavía muy
utilizado, pues se extrae también de una hierba.
De manera que el hombre
siempre ha estado buscando. Es decir, sustancias que alivien sus males
en la naturaleza. Y, lógicamente, en el siglo XIX, cuando la industria
de los tintes, fundamentalmente en Alemania, pues generó una enorme
cantidad de dinero, en primer lugar, y por tanto de medios de
producción, pues eso hizo posible que se empezara a pensar en
medicamentos en general, en su síntesis química o, a veces, en su
purificación y semi síntesis, que sería hacer un extracto de una planta
y, sobre ese extracto, purificarlo todo lo que se pudiera y a veces,
incluso, modificar su molécula parcialmente, para obtener el efecto
deseado.
Por ejemplo la aspirina, bien conocida de todo el mundo,
inicialmente era un extracto que podía ser de corteza de sauce, el problema es que era
tremendamente dañina para el estómago en su preparación inicial o en su
extracto inicial y entonces se recurrió a añadirle otra molécula, que
era el acetilo, y pasó de ser ácido salicílico, que deriva de Salix, que
es el sauce, a ser ácido acetilsalicílico que…, es un ejemplo de…, y
que fue basado sobre todo, ya decía, en la industria esta de los tintes
alemana, que hizo posible el que fuera técnicamente viable y
económicamente asequible la síntesis o semi-síntesis de todos estos
productos ¿no? Y, lógicamente los opiáceos, en la medida en que se pudo
extraer la morfina o la diacetilmorfina, que es la heroína, pues fueron
un enorme avance, su purificación y/o su síntesis, fue un enorme avance
en el tratamiento del dolor y otros tratamientos de otros procesos.
Narrador: Más de dos milenios antes de esta
revolución contemporánea, protagonizada por laboratorios farmacéuticos
europeos, como la Bayer o Merck, que concretamente pusieron en el
mercado decimonónico las nuevas sustancias, lo médicos griegos habían
empezado su andadura explicando de forma clara los usos posibles de sus
fármacos, según la cantidad y la frecuencia en que se tomasen, efectos
que iban, en el caso del sedante opio, desde la tranquilidad a la buena
muerte, pasando por un amplio abanico de experiencias curativas
contrastadas para diversos males.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo):
Pasó el tiempo, vino el Renacimiento y renació el afán de conocer, el
ideal científico y entonces empezamos a tomar las drogas, justamente,
porque eran una promesa de tocar nuestro sistema nervioso como lo toca
un violinista experto su violín o un pianista experto su teclado. Lo que
pasa es que a finales…, bueno, a principios del siglo XX llegó la
prohibición, instalada por los americanos y, entonces, el misterio no
es, digamos, cómo hace el sacerdote aquello, el misterio no es cómo se
come y se bebe del Dios.
El misterio es qué demonios tiene aquella
papela, qué demonios tiene aquella cápsula, qué contiene aquella
pastilla. Entonces la reserva mistérica, el misterio se ha desplazado a
la dosis. Eso es, digamos, la consecuencia inevitable de la prohibición,
una falta de transparencia en la composición, algo excepcionalmente
grave tratándose de un campo, como el de las drogas, donde sólo la dosis
hace de algún veneno, como dice la antiquísima sentencia.
Entonces,
claro, si resulta que las drogas no son ni buenas ni malas, como dicen
Hipócrates y Galeno y todos los médicos dignos de mención después de
ellos…, si las drogas son, en realidad, espíritus neutros que de lo que
en realidad dependen es de persona, ocasión y, sobre todo, de dosis
¿cómo se van a poder tomar de una forma razonable, cuando procede y
cuando procede, si su composición es misteriosa? Digamos, ese es el
talón de Aquiles de la prohibición, el misterio que preside la
composición actual de los productos que se venden masivamente, pero en
el mercado negro.
Narrador: ¿Pero qué es esa forma de comprar y vender
sustancias psicoactivas que tantas negativas denotaciones y
connotaciones posee? Abusos individuales criminalizados socialmente,
continua y venenosa adulteración o engaño, miles de personas
encarceladas por pequeños delitos de narcotráfico, multas y capturas
policiales, gasto de dinero público en atención a drogodependientes,
inseguridad y peligro.
Para entenderlo quizá habría que hacer un poco de
historia y hablar de algo que parece ciencia ficción, una cultura
occidental sin mercado negro de drogas. Con el resto de los productos se
comercializaban entonces legalmente, al por menor o al por mayor, en
farmacias, droguería, abacerías, ultramarinos, etcétera, desde las que
como el alcohol se consideran, aún hoy, alimenticias, a las que en el
otro extremo de prohibición se llaman sustancias de abuso y se
consideran número uno en las listas de perseguidas por la ley, sin
utilidad terapéutica reconocida. Algunas de las que hoy se venden legal o
ilegalmente, simplemente no existían todavía. Por poner un ejemplo, el
mercado de un país entre mediterráneo y atlántico, en el siglo XIX.
Juan Carlos Usó (historiador y sociólogo): Durante
toda esta época son dos gremios que coexiste, no solamente
pacíficamente, y hablaré solamente del gremio de farmacéuticos y del de
drogueros, por simplificar, porque luego también hay de herbolarios,
como os podéis imaginar, que aún sigue siendo muy importante, tienen su
propio colegio profesional en Cataluña, también los herbolarios tocaban
si no todas algunas de estas sustancias psicoactivas, por supuesto en su
forma vegetal… Pues, como digo, los drogueros y los farmacéuticos
coexistían de forma pacífica e incluso hicieron frente común ante el
gobierno, digamos, ante sus demandas, de cara a conseguir una
protección, unos aranceles, de cara a especialidades farmacéuticas que
vinieran de fuera.
Narrador: Y es que la activa propaganda de los
laboratorios farmacéuticos, grandes y pequeños, nacionales y europeos,
que vendían caros morfina, codeína y otros resultados de la síntesis del
opio, iba dejando arrinconada a la vieja medicina vegetal y las baratas
cápsulas de adormidera ibérica. A mediados de siglo, con la ley
orgánica de sanidad de mil ochocientos cincuenta y cinco, se prohibió
exclusivamente una de ellas, la de remedios secretos, secretos porque
eran productos que no informaban claramente qué sustancias, psicoactivas
o no, contenían.
Además figuraba una prudente medida sobre los remedios
llamados heroicos, aquellos que podían matar o curar, según la dosis o
la posología. Exigir claridad en la etiqueta, reclamar transparencia en
la composición, saber qué se compra, sin duda juiciosas reclamaciones y
avances, especialmente en un mundo en el que una publicidad no siempre
es fiable. Naciendo con la economía capitalista, empezaba a apuntar gran
capacidad de condicionar la actividad de los compradores. Sucedió, sin
embargo, que algunos remedios secretos patentados siguieron vendiéndose
con casi total impunidad durante unos cien años, llegando al público el
caso de algún responsable político implicado en su negocio. Eran tiempos
lejanos.
De 1870 a nuestros días no ha cesado de multiplicarse la
legislación sobre drogas. La primera novedad, que aún forma parte de
nuestra Constitución, fue un principio general, el concepto de "salud
pública", inspirado en la obra de un jurisconsulto italiano. Pensado en
origen para evitar acciones como envenenar las fuentes, desenterrar
cadáveres, encender hogueras en ciudades de madera o vender fármacos en
mal estado, comprar y consumir libremente aún tenía como único límite la
dignidad y la responsabilidad personal.
Dionisio Llamazares (jurista): La salud pública,
como elemento constitutivo del orden público, incluye, como carácter
esencial, la inseguridad, de tal manera que el Código de Derecho Penal
se refiere a la salud pública, algunos delitos de salud pública…, vamos,
a los delitos contra la salud pública dentro de otro bloque superior
que es el de la seguridad pública.
Narrador: Allá por 1870 las penas por delitos contra
la salud pública no supusieron grandes cambios, ni en el mercado ni en
la vida cotidiana, una vida en la que el problema de las drogas era aún
un fantasma lejano.
Juan Carlos Usó (historiador y sociólogo): Dentro
del tema ya próximo a lo que nos interesa, las sustancias hoy en día
consideradas drogas y prohibidas, por ejemplo, era delito contra la
salud pública vender lo que podríamos llamar vender sustancias
adulteradas, es decir, un farmacéutico que vendiera una sustancia por
otra, lo que hoy entenderíamos por sustancias caducadas, eso también
sería un delito contra la salud pública, es decir, cuando ya ha vencido
el plazo establecido por la ley para que ese medicamento surta efecto, y
la venta de un medicamento por otro. De tal manera podía darse la
circunstancia, en esta época, de que si una persona entraba a una
farmacia y pedía un gramo de heroína o un gramo de cocaína y, por un
despiste, el farmacéutico le vendiera un gramo de aspirina, ese
farmacéutico estaba incurriendo en un delito contra la salud pública.
Narrador: Lo que nos asombra es ¿por qué no
decirlo?, la posibilidad de auto-medicarse sin receta médica. Aunque la
receta ya existía, igual que había grandes médicos, no empezó a ser
obligatorio presentarla para comprar ciertos productos hasta unas
décadas más tarde, sucedió a principios del siglo XX y desde la firma
del convenio de La Haya hasta la creación de la Organización Mundial de
la Salud, décadas más tarde, la situación empieza a parecerse a la
actual, en la que una autoridad, tan internacional como el propio
mercado de medicamentos legales y drogas ilegales, decide sobre ambos.
Juan Carlos Usó (historiador y sociólogo): Estos
cambios, por supuesto, de una manera gradual, de una manera progresiva,
van trayendo, bueno, pues en primer lugar que la gente cada vez se
fascine más por aquellos productos que se intentaba reprimir, que esos
productos disparen su precio, que en base a estos precios exorbitados se
adulteren, obviamente siempre con sustancias más baratas para conseguir
que aquello cunda más y, en cualquier caso, que se deteriore más la
salud de los usuarios, porque ya no solamente están tomando, en el caso
de la cocaína, cocaína, sino también ácido bórico, que era la sustancia
con que comúnmente, durante los años veinte y los años treinta, se
adulteraba este tipo de sustancias, la necesidad de policías específicas
para reprimir este tipo…, es decir, por la brigada de estupefacientes…,
por ejemplo, en el Estado Español es una creación de 1967. Ya en los
años treinta se destinan a agentes específicamente a la represión del
tráfico.
Hay que pensar que con la legislación, es decir, al exigir a
partir de 1918 receta facultativa y seguir habiendo tráfico e
incumplimiento sistemático de la ley, siendo productos legales que
todavía se podían conseguir en farmacias y que exigían de la
aquiescencia de un facultativo, es decir, de un médico, todo el mundo se
puede imaginar que durante los años veinte son muchos los farmacéuticos
y los médicos que, de alguna forma, se corrompen por este mercado negro
en el cual empiezan a entrar todas estas sustancias.
Narrador: Corrupción. Esta es una fea palabra y, quizá,
una de las más triste secuelas del mercado negro, que por otra parte ha
legado al Estado Español la posibilidad e abultar aún más el ingente
sector de la salud pública, a cuenta de las drogodependencias
contemporáneas. Algunos, ante el desalentador panorama, consideran que
una vuelta a la magia y al chamanismo no es tan despreciable como opción
teórica, aunque sin duda resultaría difícil llevarla a la práctica. En
sociedades como la de una selvática Amazonía, cuya principal amenaza son
hoy las petroleras y madereras extranjeras, en vez de un aparato
policial existía o existe otra refinada forma de control social para
evitar abusos. Mantener culturalmente como principio general, ante sus
plantas sagradas, no la prohibición policial sino el respeto a lo
numinoso.
Carlos Enrique Grefa Andi (Yachak taita, Ecuador):
Ayahuasca es una planta que nadie se tocaba, antiguamente, que era muy
sagrado, muy medicinal, no solamente para ver las visiones sino ver los
problemas que tenemos cada uno. Pero la ayahuasca se siembra un sector
donde nadie toca, una selva muy sagrada y cuando ya es cerca de salir la
planta de ayahuasca, está gruesa, se van a chequear, es decir, ver cómo
está de preparaciones y cómo se encuentra la planta. Esa planta no se
acercaban de golpe. Se acercaban muy despacio, muy controlado, porque
ese siempre la planta tiene un poco de recelo, por cuanto que tiene que
hacer es despertar la planta, tocarle muy despacio y sacudirle un
poquito para poder cortar, ligar, tocar las hojas o el bejuco. Entonces
ese es el problema que nos indicaban los taitas, los antepasados, la
práctica, que llamando ayahuasca, esa cosa muy, muy, muy sagrada,
digamos muy espiritísimo.
Narrador: La lección es difícilmente aprovechable
pero no inútil, antes de apuntar otro de los grandes temas, que
abandonando ya la historia médica y legal de nuestro mundo, son y han
sido siempre universales. Las profundas implicaciones entre la libertad
de consciencia y el uso de drogas psicoactivas.
Dionisio Llamazares (jurista): Bueno, pues en una
cosa muy sencilla. Partiendo de la hipótesis de que, en definitiva, el
último fundamente del derecho al propio cuerpo, a la propia salud, a la
integridad personal, etcétera, está en el artículo dieciséis, que define
la libertad religiosa y la libertad ideológica, lo que allí se dice ya
es que el límite, el único, eso sí, porque se trata de una libertad
especialmente protegida, el único límite que tiene es el orden público
y, dentro del concepto de orden público, tanto los textos
internacionales suscritos por España como nuestro ordenamiento interno,
por ejemplo el artículo tres de la ley orgánica de libertad religiosa,
incluyen, dentro del concepto de orden público, el respeto de los
derechos fundamentales de los demás, la seguridad pública, la moral
pública y la salud, de tal manera que el problema que se plantea es el
problema de la colisión entre un derecho fundamental, entre el ejercicio
de un derecho fundamental y uno de los elementos constitutivos del
orden público como límite de los derechos fundamentales, en este caso de
este derecho fundamental en concreto.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo): Es
muy gracioso que los científicos, sobre todo los que está dirigiendo,
por ejemplo, en las Naciones Unidas o en los Estados Unidos los
programas de drogas, tienen la actitud más anti científica que se puede
tener, porque para ellos una droga que produzca placer, es decir, una
droga que realmente sea una buena droga, es una mala droga y, entonces
es una droga de abuso y debe ser inmediatamente prohibida. Eso sucedió
con el éxtasis y sucederá con cualquier nuevo fármaco que se descubra
capaz de dar euforia al ser humano.
Juan Carlos Usó (historiador y sociólogo): Yo…, a mi
entender todo esto son consecuencias de sacralizar ese concepto de
salud pública que se formula a finales del XVIII y que, repito, tiene
que ver más con la seguridad nacional que con la seguridad personal,
claro, llegamos a tal…, porque fijaros, es decir, el absurdo es tan
grade que fijaros lo que pasa, yo no sé si vosotros esto lo veréis como
algo normal, si yo le vendo a una persona un gramo de cocaína y soy
detenido por ello seré acusado de un delito contra la salud pública, es
decir, contra la salud de todos, cuando yo lo único que he vendido es un
gramo a una persona, sin embargo, si tengo una empresa que contamina el
aíre, la tierra, el agua, que sí son elementos de los cuales
participamos o deberíamos participar o disfrutar todos, entonces
resulta que estoy cometiendo un delito ecológico.
Es decir, simplemente
la perversión del concepto ha llegado a tal límite que esto es absurdo,
porque, claro, lo lógico es que si yo le vendo un gramo de cocaína a
alguien, pensando con lógica pudiera ser acusado de asistencia al
suicidio o de intento de homicidio, como mucho ¿no?, no sé…, pero ¿cómo
voy a atentar contra la salud de todos, de cuarenta millones de personas
porque le haya vendido un gramo a una persona? Es absurdo.
Entonces yo
creo que hay una perversión, una enorme perversión conceptual que,
bueno, ha tenido su reflejo en determinados sectores económicos, como
pueda ser el sector de los laboratorios farmacéuticos y tal que, claro,
son auténticas multinacionales, mega-corporaciones con unos ingresos
incalculables.
Narrador: Sobrevuela algo más. No todo puede
explicarse racionalmente y buena parte de lo que se juega de refilón en
este campo semántico, al sugerir el hecho de la actividad psíquica, es
la propia psique, el alma o las almas de los seres humanos, con
connotaciones como las de salud o enfermedad mental.
Julio Benítez (farmacólogo): Cuando hablamos de que
nuestro comportamiento se basa en neurotransmisores es evidente que,
claro, nadie sabe de dónde salieron los neurotransmisores, por qué una
situación anímica puede modificar nuestro equilibrio de
neurotransmisores, por qué la tristeza puede provocar aumento de unos,
disminución de otros, por qué una depresión puede conllevar en una
personas un trastorno y en otras otro.
Es decir, un cambio en los
neurotransmisores, evidentemente que esto no es conocido, ya quisiéramos
conocerlo, porque entonces tendríamos la solución a casi todos los
males ¿no? De tal manera que lo único que podemos hacer es describir lo
que ocurre, con un objetivo a corto plazo, que es que si sabemos qué es
lo que condiciona pues, por ejemplo, la tristeza que lleva a algunas
personas al suicidio, pues quizá, si modificamos esos cambios en los
neurotransmisores, podemos evitar que esa persona se suicide y eso es,
afortunadamente, lo que ha ocurrido, no en todos los casos,
desgraciadamente, pero sí en muchos ¿no? Es decir, si sabemos que hay
una alteración en la producción o en la destrucción de un
neurotransmisor conocido como serotonina, pues podemos dar fármacos que
modifiquen ese trastorno y, por tanto, prevenir que esa persona llegue a
tal grado de tristeza y depresión que incluso se plantee el suicidio y
esto sabemos que funciona.
Naturalmente no sabemos el meollo intrínseco
por qué, pero sí sabemos lo suficiente como para evitar males mayores y
por desgracia ahí es donde estamos, por desgracia o por ventura. Estamos
muy delante de lo que estábamos hace cincuenta años y muy atrás de lo
que nos gustaría estar.
Narrador: ¿Quién tiene la última palabra? En el
mejor espíritu de la democracia, el nacido de la Ilustración y aún no
muerto, se dijo tajantemente: “uno mismo”. Y en religión como en psiquiatría casi todos están de acuerdo: como mucho las sustancias
psicoactivas pueden ayudar, como mucho pueden ser un medio de un
proceso personal hacia la curación en un sentido amplio, que abarca
cuanto abarque la propia conciencia humana, pero no más, como mucho un
acceso al cielo o al infierno o a ninguno de los dos.
Juan Carlos Usó (historiador y sociólogo): Pero qué
es lo más saludable…, es que claro, yo creo que una cosa es las
directrices generales que obedecen a una política global, sanitaria o de
salud pública que tienen que regir el país, pero luego está la salud
individual, lo que cada persona considera… es decir, la OMS puede decir
lo que quiera sobre cuáles son los parámetros que ella considera más
saludables para la población, pero puede ser que luego la persona, es
decir, cuando vamos individuo por individuo, lo parámetros ideales de
bienestar de ese individuo no se ajusten a los parámetros de salud o de
bienestar que diga la OMS ¿entonces qué hacemos?, ¿por qué hemos de
hacerle más caso a la OMS que a ese individuo?, de cara a lo que es la
salud de ese individuo. Yo no digo que los parámetros de un individuo
han de llevarse a los parámetros colectivos o generales, pero lo
contrario también me parece monstruoso.
Narrador: ¿Utilizarlas o no? Una cuestión de
voluntad individual. Al igual que formarse una opinión dentro o fuera de
la pequeña cápsula de este documental.
Antonio Escohotado (jurista, filósofo y sociólogo):
Es cierto que…, pero…, que las autoridades odian la dimensión científica
de las drogas, es cierto. Lo que pasa es que, en la juventud, yo
observo mucho más conocimiento y mucha más mesura ahora que hace veinte
años e incomparablemente más que hace cincuenta, de modo que no tengo
más remedio que ser optimista, porque a pesar de las terribles horcas
caudinas que impone la prohibición, en cuanto a la opacidad de la
composición de cada cosa.
A pesar de ello, la juventud, en un ejercicio
de desobediencia civil masivo, en todo el planeta, se da cuenta de que
no le interesa atenerse a la coartada del yonqui o a la coartada del
enfermo, se da cuenta de que, bueno, mentirse a sí mismo o mentir a los
demás, se puede sacar algún tipo de beneficio, pero las drogas no están
ahí para que uno se mienta a sí mismo ni para mentir a los demás, sino
para sobrellevar mejor los pesares de la vida, para aumentar nuestro
auto control y, por supuesto, para darnos momentos de placer o de menos
dolor en cada instante.
Narrador: Y volvemos al latir del corazón. ¿Quién tiene la última palabra? A continuación os dejamos el Video-Documental Cielo e Infierno. El concepto de droga y las substancias psicoactivas.
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